2005-12-19

> EDUARDO NABAL: EL EJE DEL MAL ES HETEROSEXUAL

  • Liburua: El eje del mal es heterosexual # >>> Ikusi
  • Liburua: Teoría queer # >>> Ikusi
  • Liburua: El pensamiento heterosexual # >>> Ikusi
  • Kritika: "El eje del mal es heterosexual" y otros libros raritos en ¿nuestras? librerías
  • Kritikatzailea: Eduardo Nabal # http://www.red-libertaria.net/
Ya está en algunas librerías de Madrid y Barcelona (en muy pocas) el mejor libro queer que se ha editado en castellano hasta la fecha. Su nombre “El eje del mal es heterosexual”, un nombre- para algunos- provocativo pero que, como explica el propio texto, no demoniza a los heterosexuales sino que ataca esa matriz heterosexual que nos construye como sujetos y cuerpos, que violenta nuestras decisiones, que limita nuestras líneas de tránsito y de fuga, entre la hiperidentidad y la invisibilidad. Su publicación ha ido acompañada, dos semanas después, de la aparición, por primera vez en castellano de “El pensamiento heterosexual” de Monique Wittig y de “Teoria queer. Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas”, ambos en la editorial Egales, que ha hecho un valiente esfuerzo por publicar, en el estado español, un tipo de ensayo decididamente minoritario.

Un ensayo que no se vende tan bien como los remedos de otras lecturas y vistazos rápidos y simplones al mundo gay o lésbico, que se vienen publicando- y vendiendo- por escritores que aprovechan su fama literaria (en ocasiones merecida) para opinar- como portavoces “oficiales”- sobre esto y aquello con más conformismo y glamour que rigor (es el caso de Leopoldo Alas, Luís Antonio de Villena y, en un registro, distanciado y académico bastante empobrecedor, Oscar Guash y Olga Visuales). Tanto la traducción que del clásico de Monique Wittig han hecho Javier Sáez y Paco Vidarte como la compilación y que han realizado con esfuerzo estos dos editores (junto a David Córdoba) de ensayos de diferentes autores /as en “Teoria queer” son novedosos e imprescindibles en exiguo mercado editorial en castellano sobre el tema.

Sin embargo estos dos libros pecan en algunos artículos (entre los que incluyo el mío) de un cierto elitismo, de un lenguaje para iniciados, de un tufillo académico y hasta paternalista (aunque esto se aclare o se contradiga en el propio libro) que no veo en la valiente frescura de las páginas de “El eje del mal es heterosexual”- surgido del grupo de trabajo feminista-queer, de experiencias compartidas, en su tono más callejero, más corpóreo y, si se quiere, hasta más punk, que al estar publicado por una editorial alternativa está teniendo una distribución bastante penosa. ¿Se mojan de verdad los bares y centros sociales que han movido otros libros sobre ocupación, autogestión o inmigración, racismo – un tema del que también se habla y mucho en este libro- en hacer que se vea, se venda, se difunda “El eje del mal…”? Ha salido hace poco, tenemos que esperar. Pero en las librerías de provincias es un libro fantasma. También en los bares o en las distribuidoras alternativas.

“El eje del mal es heterosexual” es también una recopilación de ensayos pero estos parten, la mayoría de las veces, de las experiencias personales y políticas, narradas y convertidas en contestación política, de los autores que allí colaboran (impagable el artículo de Sejo Carrascosa y Fefa Vila sobre las geografías víricas y las formas de resistencia y coalición que se fueron gestando, entre maricas, bolleras y otras minorías, incluso en el estado español). Tras este libro hay trabajo personal y de militancia. También en los otros, pero como dice Marcelo Soto en uno de los mejores artículos de “Teoria Queer” sobre literaturas, el lenguaje académico parece domesticar, de un modo u otro, el discurso de la disidencia sexual.

En “El eje del mal…” se habla más de activismo de calle, de la homofobia de las izquierdas neomarxistas tal y como han sido vividas por nosotros/as, de las infancias y adolescencias medicalizadas de intersexuales que exponen sus vidas y sus demandas y se atreven en un impagable glosario a mostrarnos la ideología conservadora y heterocentrada que se esconde detrás de la aparente asepsia del discurso y el lenguaje médico sobre la transexualidad.

También nos ofrece artículos sobre los servicios públicos (baños) y su forma de fijar el género y el sexo, sobre lesbianas que se resisten a ser contadas por otros, a entrar juegos y dicotomías importadas, de negras y chicanas que nos cuentan como las políticas racistas y capitalistas de inmigración afectan también a bolleras, maricas y transexuales.“El pensamiento heterosexual” es un libro necesario, un valiente ensayo de Monique Wittig, pero, a mi entender, y sin las relecturas que hace por ejemplo Beatriz Preciado en su artículo sobre el “Bollo-Lobo” en “Teoría queer”, es un texto que pertenece a unas coordenadas-espacio temporales muy determinadas. Más intemporal se me antoja la poesía y el teatro de Wittig, agotado o sin traducción española en la actualidad. Como dice Marcelo Soto, son más rompedores del lenguaje y del discurso del amo. Los tres son libros valientes en un mercado editorial donde para los grandes suplementos literarios (léase “Babelia” o “El cultural”) ya supone un esfuerzo hacer una reseña seria del último libro de escritores de ficción más que consagrados como Alvaro Pombo, Michael Cunningham o el mismo Mendicutti. Lo gay para ellos es siempre lo mismo, a pesar de las múltiples diferencias que en realidad existen en su seno, sus diferentes ángulos y los distintos temas con los que se interrelaciona, diferencias que estos tres nuevos ensayos ponen en primer lugar. El libro más contestario- ya desde su introducción-, el que contiene reflexiones, a mi entender, más agudas o, por lo menos, más cercanas e innovadoras, “El eje del mal es heterosexual”, nace en el mercado como una rareza, mucho más condenado aún al ostracismo que los dos otros dos libros. ¿Dónde están esas coaliciones y alianzas al margen del poder que deberían hacer que seamos capaces de que este libro estuviera en muchas manos, no sólo en las de los avisados? Yo, por mi parte, invito a escribir a la editorial, a pedir el libro o a reclamar en las de librerías de tu ciudad que lo tengan aunque se les cambie la cara cuando les digas el título o desconozcan la editorial. También invito a comprar o, al menos, a exigir que estén en librerías- y no sólo pasen fugazmente por ellas- los libros “Teoría queer” y “El pensamiento heterosexual”, aunque te hagan repetir tres veces el nombre del título, te preguntes¿ que es eso de lo queer? – y te lo pregunte gente que ya sabe, por otro lado, el significado preciso de otros anglicismos de no menos reciente importación como mobbing, hard core bulling, hip-hop o tecno-house. Aunque te dé rabia tener que decirles quién es, Monique Wittig, una gran autora francesa exiliada en EEUU, pensadora y, sobre todo, poeta, y que su principal ensayo se traduce al español hoy, pero se publicó hace más de veinte años en francés y en inglés. Ese eje del mal, a mi entender, se resguarda con la excusa de la ignorancia-promovida- frente a literaturas que rompen el lenguaje pero también ante ensayos (como los de Sáez, Vidarte o, sobre todo, Beatriz Preciado) que desafían al canon académico, un canon y unas coordenas que no parecen poder llegar más allá de los estudios feministas, y no siempre con buena cara. Este eje se resguarda en una ignorancia que promocionan y de la que se vanaglorian y a la que nosotros/as no podemos contribuir con nuestro silencio.