2005-09-01

> Iraileko artikulua: LAS LESBIANAS TAMBIEN EXISTEN

  • RAQUEL PLATERO, Investigadora de la UCM y Presidenta de RQTR
  • En lucha, 109 zbk. (2005.eko iraila)
El matrimonio homosexual se ha convertido en un hecho mediático de tal importancia que ha llevado a que toda la ciudadanía tuviera, quisiera o no, que debatir sobre los derechos de lesbianas y gais. Estamos en un momento histórico, sobre todo a los ojos de quienes han visto cambiar esta sociedad en los últimos treinta años, y de quienes nos miran desde otros lugares del planeta y para quienes hacer frases como “España y Suecia tienen un gobierno paritario” les resulta inconcebible.

Para quienes estamos aquí, los cambios son importantes, pero no por ello dejamos de tener una mirada crítica, con perspectiva de género sobre cómo influyen estos hechos sobre la realidad de las lesbianas. La invisibilidad lésbica sigue siendo el mayor de los problemas a los que nos enfrentamos, a menudo motivada por la exclusión de todo aquello que ha sido definido como de “mujer”, y pienso en las políticas de igualdad de género al uso, manifestaciones culturales, acciones públicas. Y una doble ausencia en el conjunto del movimiento LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), que sigue siendo mayoritariamente masculino. En ambos espacios podemos encontrar excepciones —el V Plan catalán de igualdad, las “secciones femeninas” de los grandes colectivos…—, por las que trabajamos con mucha energía desde muchos colectivos, pero sigue tratándose de cuestiones todavía minoritarias.

Sexismo y lesbofobia

A menudo se utiliza la expresión “doble discriminación” para referirse a la realidad de las lesbianas, o de las mujeres con discapacidad, como si se pudiera trazar una línea nítida entre aquellas experiencias y exclusiones que tienen que ver con una definición determinada de género o por tu identidad o prácticas sexuales.

Creo que la expresión “discriminación múltiple” hace un poco más de justicia a la lesbofobia y el sexismo que todas vivimos. Se trata de todas aquellas situaciones, no sólo de clara ausencia y dediscriminación directa, en las que vivimos formas sutiles de exclusión. Desde la calificación de las mujeres en singular, ¿quién es “la mujer” de todas esas políticas y acciones?, que mantiene lainvisibilidad de otras realidades fuera de la heterónoma, hasta el uso de “lesbiana” como elemento decorativo del conjunto LGTB, en el que se diluye las acciones y reivindicaciones de las lesbianas, en plural. Ni todas las mujeres tenemos las mismas necesidades, ni todas las lesbianas reclamamos lo mismo.

Sé que no digo nada nuevo, pero dada la escasez de caras públicas, referentes, líderes o diversidad de discursos, es necesario que hablemos de qué queremos las lesbianas más allá de lo que a través de los medios de comunicación las lesbianas parecen ser o demandar. De momento, además de poder casarnos y ser “señora de” y madres, como todas las demás mujeres, tenemos la experiencia de poder ser objeto “marginal” del mercado gay, ser “grandes hermanas” o “contertulias televisivas”.

Hacer oir nuestra voz

Creo que es hora de que se nos oiga mucho y con muchos discursos distintos sobre qué queremos las lesbianas, qué necesitamos transformar de nuestros entornos próximos para poder vivir mejor. Desde los protocolos médicos y ginecológicos que asumen constantemente nuestra heterosexualidad, hasta la transformación de los modelos sociales que asumen que las mujeres —y por extensión las lesbianas— tenemos que ajustarnos a determinados patrones de conducta, aspecto, etc.

Es hora de que se amplíen la cantidad y calidad de imágenes y voces que se divulgan sobre el lesbianismo, desde las mujeres que simplemente tienen sexo con mujeres, hasta quienes reclaman el matrimonio —y si quieren por la iglesia.

Es importante dar cabida a la diversidad que formamos, desde los colectivos de lesbianas, de feministas, del movimiento LGTB, desde todo tipo de organizaciones pero también de personas que desde sus acciones cotidianas podamos transformar nuestra realidad.

Es importante hacer un esfuerzo para que no se catalogue el matrimonio gay como el fin de las reivindicaciones LGTB y nos preguntemos si con esto ya están cumplidas las demandas de las lesbianas o si debemos hacer una reflexión más profunda del efecto perverso de invisibilización que puede tener. Desde RQTR invitamos a la reflexión colectiva y a la acción directa para visibilizar a las lesbianas, facilitando el liderazgo de quienes están trabajando por esta labor y contar con todas/os los posibles aliados que podamos hacer en esta lucha.